Desde hace una semana más de 4 millones de caraqueños se han volcado en masa a buscar agua no potable en los manantiales y riachuelos del cerro Avila o en la cloaca o alcantarillas del río Guaire para mitigar la sed que el apagón eléctrico dejó, al secar el acueducto metropolitano.
Varias personas buscan agua en una construcción abandonada en Caracas (Venezuela)./ EFE
El impacto social de la escasez de agua potable es peor que el de la luz, dicen los ingenieros y médicos porque puede desatar una crisis sanitaria de tal magnitud con epidemias como el cólera, diarreas y fiebre tifoidea, entre otras enfermedades, por el agua contaminada y no tratada.
“Esto está pésimo, cada vez peor, este país está hecho un asco, no sirve para nada”.
A su lado un funcionario del cuerpo de Bomberos advierte a Clarín que el gobierno de Nicolás Maduro le tiene prohibido declarar a la prensa. El chorro de agua sale amarillento por la manguera de bombeo de los uniformados pero “es todo lo que tenemos”, dice Ashley y además nos la dan “gratis”.
Un bombero supervisa la carga de agua a través de una pequeña manguera, en Caracas. / Foto: Ludmila Vinogradoff
Ashley no tiene reparos para hablar con Clarín. Ella representa a la comunidad de La Bombilla de Petare, el barrio pobre más populoso de Venezuela y de América Latina donde viven unas 800.000 personas.“Llevamos una semana sin agua y no aguantamos más”.
Las represas y embalses que abastecen de agua a Caracas presentan un alto nivel de contaminación y riesgo por falta de mantenimiento durante estos 20 años de chavismo
Su compañero del camión que llevará los 20 botellones o pipotes y termos de 15 litros hasta el barrio La Bombilla declara sin miedo a las represalias: “Esto está pésimo, cada vez peor, este país está hecho un asco, no sirve para nada”.
Colas de autos esperan cargar botellones de agua, en Caracas./ Foto Ludmila Vinogradoff
En ese punto de la curvilínea autopista Cota Mil la fila era de unos 60 coches para abastecerse de agua de los manantiales del Avila y el último ya llevaba dos horas de espera para llenar cuatro botellones de 10 litros cada uno.
Dos kilómetros más al este hay una estación de agua para llenar los camiones cisternas de 10.000 litros pero está controlada por la Guardia Nacional Bolivariana y los milicianos de la Guardia del Pueblo y no hay acceso para el gran público.
Un camión cisterna en una calle de Caracas (Venezuela). / EFE
Los camioneros se aprovechan de la escasez, cobran desde 60, 120, 150 y 200 dólares por llevar el camión cisterna de agua hasta la residencia de los particulares según su nivel social. “Hay que dejar una colaboración o una parte a los militares para tener acceso al surtidor público de agua”, dice José. Pidió el anonimato, sin dar garantía de la potabilidad de su agua.
Para el ingeniero José María De Viana, ex presidente de la estatal Hidrocapital, la escasez de agua es más grave que la de electricidad, cuyos apagones han colapsado los motores del sistema de bombeo de agua a la ciudad.
Esto no se soluciona con camiones cisterna ni tobitos (baldecitos) de agua o repartiendo botellones, dice De Viana. “Las soluciones paliativas no funcionan. Hay que meter agua otra vez por las tuberías” del acueducto.
Personas buscan agua en riachuelos del parque nacional El Ávila, en Caracas./ EFE
Caracas está construida sobre 2.000 kilómetros de tuberíasdonde viven roedores y bichos (insectos), que salen a la superficie para alimentarse y contaminan el ambiente pero además las excretas humanas necesitan un mínimo de 100 litros por vivienda y si no hay agua la pieza sanitaria se vuelve un centro de contaminación.
“Esto es un problema de la salud pública y debe ser tomado muy en serio. La situación termina de configurar un abanico de problemas de emergencia humanitaria de dimensiones considerables, porque afecta a millones de personas”, dice el ingeniero De Viana al subrayar la necesidad urgente de restituir el servicio del agua en la ciudad y acabar con la sequía absoluta.
Personas buscan agua en una construcción abandonada en Caracas./ EFE
El ex ministro de Salud, Rafael Orihuela, sostiene en conversación conClarín que aunque restituyan el servicio, las represas y embalses que abastecen de agua a Caracas presentan un alto nivel de contaminación y riesgo por falta de mantenimiento durante estos 20 años de chavismo.
En las alcantarillas del río Guaire donde desembocan las cloacas de la ciudad muchos jóvenes pobres se surten de agua podrida y se bañan buscando joyas desechadas. /AP
El doctor Orihuela recomienda la necesidad de limpiar los embalses previamente al bombeo de agua a la ciudad para disminuir los riesgos. Dijo que el agua de Caracas presenta un alto nivel de contaminación bacteriológico que debe ser atendido para prevenir la crisis sanitaria que podría desembocar en riesgos epidemiológicos hídricos como el cólera, la leptospirosis, la fiebre tifoidea, las diarreas, hepatitis, disentería, y pare de contar.
En las alcantarillas del río Guaire donde desembocan las cloacas de la ciudad muchos jóvenes pobres se surten de agua podrida y se bañan buscando joyas desechadas. En esta crisis se cumple la profecía de Hugo Chávez que prometió que en el Guaire la gente se bañaría. Gastó 300 millones de dólares en ese proyecto pero el Guaire nunca fue limpiado y el dinero fue robado.
Orihuela, ex director de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, comenta que las aguas negras del Guaire están podridas y aunque los jóvenes digan lo contrario y hiervan el líquido el riesgo de contraer enfermedades es demasiado alto.
Fuente: Clarín