La actual estructura de la profesión solo premia la antigüedad. Para los especialistas hay que incentivar la capacitación y las buenas prácticas escolares.
Cuando se habla de mejorar la educación se escucha todo tipo de recetas, unas muy diferentes de las otras. Pero hay una cuestión en la que todos parecen coincidir: ninguna reforma puede ser exitosa sin docentes bien formados, motivados, “prestigiados”. Ahora, ¿cómo llegamos a eso? ¿Qué cambios se necesitan para que la carrera atraiga a los jóvenes, los prepare bien y les pague un salario que haga atractiva la profesión?
El año pasado, un grupo diverso de expertos -reunidos por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y el Diálogo Interamericano- presentó un documento que abordaba el tema. Señalaba como uno de los principales desafíos a afrontar (y cambiar) el actual marco regulatorio de la actividad -el estatuto docente- que sólo premia la antigüedad y no incentiva a los maestros y profesores que se capacitan, que innovan en clase u obtienen buenos resultados.
Para esos expertos hoy no hay estímulo económico por mejores prácticas en el aula ni por los aprendizajes. Y peor aún, para progresar, los docentes tienen que salir del aula y dedicarse a tareas directivas para las cuales no están formados y, algunos, ni siquiera tienen interés. Tampoco hay una capacitación obligatoria por parte del Estado para los docentes que pasan a ser directivos, una actividad que requiere habilidades que no son necesariamente las pedagógicas.
En rigor, no hay un sólo estatuto docente en el país, sino 24, uno por provincia. Y todos son de fines de los años 50, cuando -solo por citar algunos hechos- Fidel Castro todavía no había avanzado sobre Cuba y el hombre no había llegado a la Luna.
Para Alejandra Cardini, directora del programa de Educación de Cippec, en el año 2006 se perdió una oportunidad de avanzar con los cambios que se necesitan. “En ese momento se combinó una situación en la que el Gobierno dialogaba con los sindicatos, había recursos para la educación (recién se había aprobado la ley de Financiamiento Educativo) y la inflación no era alta”, dice.
Juan José Llach, ex ministro de Educación nacional, le dijo a Clarín que reformar el estatuto docente “es una gran deuda de la democracia, que ya tiene 36 años”. “Ningún gobierno -y ha habido de varios colores- propuso una nueva carrera docente. Debiera haber un nuevo estatuto, obligatorio para los que estén estudiando en institutos y no estén trabajando como docentes ahora, y optativo -para no violar derechos adquiridos- para los que ya estén en el cargo. Tiene que haber incentivo al presentismo y a la capacitación genuina. No debiera haber progresos por el simple paso del tiempo”, afirmó.
Con respecto a la formación docente, Clarín habló con Cecilia Veleda, titular del Instituto Nacional de Formación Docente (Infod), quien dijo que desde el Ministerio de Educación ya formaron a 10.000 directores y supervisores de todo el país y que están haciendo una evaluación externa sobre esta formación, cuyos resultados se conocerán hacia fin de año.
La formación inicial de los docentes es todo un desafío. Hoy el 70% de los estudiantes que entra a los profesorados abandona en los primeros dos años. Y entre los factores de esta deserción, estima Veleda, están los déficits con los que llegan de la secundaria (para lo cual pusieron cursos introductorios de un mes centrados en la comprensión lectora), que muchos tienen cargas laborales o familiares, o la misma organización poco flexible de los profesorados.
Otro desafío son la cantidad y dispersión de profesorados en en el país. Hoy suman 1.301 institutos y hay pocos que se especialicen en áreas prioritarias como ciencias duras o idiomas. Para mejorar en esto, el Gobierno organizó en 2017 una evaluación de los aprendizajes en los institutos, a través de la prueba Enseñar. Pero por la resistencia de los mismos estudiantes -que no contestaron la prueba-, los resultados no fueron representativos y no se la puede usar como insumo para la mejora.
Uno de los distritos donde más se avanzó en esta discusión es la Capital, sobre todo a partir de la propuesta oficial de crear una Universidad de formación de los docentes (UniCABA). Tras idas y venidas, en noviembre de 2018 se sancionó una ley que, además de la creación de la universidad, avanza en la reformulación del sistema de formación docente.
Para eso el Gobierno creó un organismo, a cuyo frente se puso al experto Mariano Palamidessi. En diálogo con Clarín, dijo que ya avanzaron en el diagnóstico de la situación, en el borrador para un plan estratégico hasta 2030 y en la instalación de un sistema de información que permitirá conocer mejor lo que está pasando en cada uno de los 29 institutos de formación públicos de la Ciudad.
La Fundación Noble lanzó un ciclo de talleres de capacitación gratuito para directivos, docentes y equipos técnicos-pedagógicos. Los próximos serán el 20/9 sobre trabajo por proyectos y el 25/9 sobre adolescentes y pantallas. Más info en fundacionnoble@grupoclarin.com.