Existe un machismo en las plataformas, los algoritmos pueden discriminar, y las mujeres deben recuperar el poder en la tecnología. Esa podría ser la conclusión del encuentro “Mujeres en la economía digital” que se realizó el lunes en la Fundación Santander.
Las palabras de apertura estuvieron a cargo de Marlise Ilhesca, directora ejecutiva de la Fundación Foro del Sur, que organizó este encuentro como parte de una serie de proyectos quetienen a la mujer como protagonista.
La charla contó con la participación de la Editora de Género de Clarín, Mariana Iglesias. “Desde Clarín hace años que venimos trabajando sobre estas temáticas. Este año se pudo efectivizar el cargo (de editora de Género) porque entendemos que es un tema que tiene que estar en agenda”, dijo ante un público formado por empresarias, miembros de asociaciones, y adolescentes con pañuelos verdes en sus mochilas.
Uno de los temas que se debatió fue la brecha de género que hay en los empleos. Los de mayor calificación tecnológica son ocupados por hombres, porque las mujeres no se insertan en carreras de ciencias duras.
A nivel mundial, apenas el 22% de los profesionales que trabajan en Inteligencia Artificial (IA) son mujeres, de acuerdo a datos del World Economic Forum. Solo el 15% de las investigadoras de IA son mujeres en Facebook y el 10% en Google.
Otro tema que se debatió es cómo el empleo remoto aísla a las mujeres en sus hogares, haciéndoles perder derechos. La representante de ONU Mujeres Argentina, Florence Raes, comentó que quienes trabajan en su casa “tienen dos o tres roles al mismo tiempo”. Empleada. Madre. Esposa.
“Vemos al empleo remoto como una oportunidad. Pero la realidad es que esto nos aísla en empleos precarios. Nos manda a la casa a trabajar. Las mujeres vuelven a sus hogares una vez más. Es un retroceso”, coincidió Sofía Scasserra, docente de la UNTREF, asesora de la FAECYS y UNI Global.
Según Javier Madariaga, investigador asociado del programa de ciudades del CIPPEC, “en las plataformas se replica la división sexual del trabajo”, ya que las mujeres están destinadas a las tareas domésticas y el cuidado del hogar.
Un estudio del CIPPEC concluyó que el sitio Zolvers (para ser empleada doméstica) tiene un 100% de participantes mujeres y en segundo lugar está Airbnb (para alquilar una casa) con un 57%. Por el contrario, los hombres lideran las plataformas como Uber y Cabify (para ser choferes) que tienen una participación un 94% y 97% masculina, respectivamente.
La exposición de Andrea del Bono, doctora en Ciencias Políticas y Sociología e investigadora adjunta del CONICET, fue contundente desde el título: “Teniendo al algoritmo como jefe”. Señaló que, en América Latina, el trabajo en plataformas “contribuye a generar menos protección y más desigualdad”.
Del Bono y su equipo estudiaron los casos de Rappi, Globo y Pedidos ya. “Las empresas alegan que no hay relación de dependencia y los ‘glovers’ y ‘rappitenderos’ están desprotegidos. Hay falta de protección de salud y laboral. Hoy existen nuevas formas de control, una subordinación. Deberíamos debatir cuál va a ser la regulación de esta actividad”, subrayó.
Además, los panelistas informaron sobre los efectos ocultos de los algoritmos. “Están sesgados a partir de quién los programó, quién los diseñó. Por lo tanto, si vivimos en una sociedad patriarcal, es muy probable que ese algoritmo está programado con sesgo de género“, dijo Scasserra.
Actualmente, casi todo es manejado por algoritmos: una búsqueda en Google, lo que veo en mi perfil de Facebook, la publicidad que recibo. “A mí me va a llegar la publicidad de los descuentos del supermercado. ¿Y al hombre que le va a llegar? Repuestos de autos, deportes, y demás. El algoritmo perpetúa los estereotipos de género”, remató Scasserra.
“Nuestra misión es recuperar el poder de la tecnología”, convocó Renata Ávila, directora ejecutiva de la Fundación Ciudadanía Inteligente. “Si no nos gusta cómo la tecnología nos está tratando, hay que cambiarla. Hay que diseñar sistemas que también nos reflejen”.
Por último, Daniela Muradas Antunes, docente de la Universidad Federal de Minas Gerais, aseguró que existen maneras de que la matemática ayude a detectar sesgos y discriminación. Esto, en alianza con el derecho, puede generar nuevas oportunidades.
“Tenemos que ser conscientes, reclamar, estar muy informadas. Y desde los medios, este es un tema que tiene que estar en agenda“, dijo Mariana Iglesias a modo de cierre.
“Venimos luchando hace años para salir de casa y de repente estamos volviendo a casa. Eso también influye en la violencia doméstica. No volvamos a eso, hay mucho para hacer. Estamos hablando de violencia y de algoritmos, parecen dos mundos distintos, pero no. Acá todos estamos hablando de derechos humanos”, cerró la editora de género.