El Papa Francisco condenó ayer domingo los intereses de los “nuevos colonialismos” que han prendido fuego a amplias zonas, devastando la Amazonia, y dijo que, “cuando sin amor y sin respeto se devoran pueblos y culturas, no es el fuego de Dios sino el fuego del mundo”.
Francisco pronunció una homilía ante más de 180 obispos vestidos de verde como él, al inaugurar con una ceremonia litúrgica en la basílica de San Pedro el Sínodo Especial sobre la región amazónica.
Jorge Bergoglio puso en guardia contra “la avidez de estos nuevos colonialismos” y ensayó una autocrítica al afirmar que “muchas veces el Don de Dios no ha sido ofrecido sino impuesto y hubo colonización antes que evangelización”.
“El fuego prendido por intereses que destruyen, como los que recientemente devastaron la Amazonia, no es el del Evangelio. El fuego de Dios es calor que atrae y reúne en la unidad. El fuego devorador, en cambio, avanza cuando se quieren lleva adelante las propias ideas, quemar la diversidad para homologar todo y todos”, sostuvo el pontífice.
Convocado hace dos años por el Papa argentino, los 185 padres sinodales de la asamblea de obispos comenzarán a sesionar hoy lunes. Ciento trece de ellos pertenecen a las diócesis de los nueve países de la Amazonia: Brasil, Bolivia, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Guyana, Surinam y Guyana francesa. También intervienen 80 expertos auditores e invitados especiales, más obispos de la Curia Romana y 35 mujeres que participarán pero sin derecho a voto.
El Sínodo es una asamblea de religiosos que se reúnen para debatir un tema específico. En este caso, desde hoy y hasta el 27 de octubre y bajo el titulo “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, discutirán la forma de aumentar la presencia de la Iglesia en esa región y cómo defender la naturaleza. Al final, con recomendaciones al pontífice, el Papa elaborará una “exhortación apostólica” sobre la cuestión.
Francisco publicó en 2015 una encíclica ecológica llamada “Laudato Si” y en su homilía recordó que la Iglesia debe dar “una respuesta ecológica integral que tiene en cuenta el clamor de la Tierra y de los pobres”.
Ayer, el Papa aseguró que no aceptaba una Iglesia “que permanece como está” y destacó que, “si nuestros días están marcados por el ‘siempre se ha hecho así’, el don desaparece, sofocado por las cenizas de los temores y por la preocupación de defender el status quo”.
Los sectores ultraconservadores, que conspiran para quitar al Papa o al menos controlar el futuro Cónclave que elegirá a su sucesor, han montado un ataque a fondo contra el Sínodo, acusando al documento preparatorio de contener varias “herejías”, como un análisis “panteísta” de la realidad, con la exaltación exagerada de la Naturaleza quitándola de su contexto teológico.
También los conservadores consideran una segura herejía que el Sínodo debata la posibilidad de afrontar la angustiosa escasez de sacerdotes para atender espiritualmente a los 35 millones de personas que habitan los nueve países amazónicos con la ordenación sacerdotal de los llamados Viri Probati.
Esta experiencia se hizo en la Iglesia de los primeros siglos y consiste en que varones ancianos de probada fe y vida familiar impecable puedan acceder a los sacramentos.
En Amazonia hay diócesis que llegan a medir 700 mil kilómetros cuadrados y no tienen más de veinte curas. Un obispo peruano remarcó que “estos cristianos que viven tan aislados celebran la misa una vez al año y ésta es una situación inaceptable”. Los tradicionalistas sostienen que la creación de los Viri Probati es una abierta herejía contra el celibato eclesiástico que existe en la Iglesia latina y que el propósito de los “bergoglianos” es liquidar precisamente el celibato de los sacerdotes.
El cardenal Raymond Burke, uno de los líderes visibles de la conspiración conservadora, con base sobre todo en Estados Unidos, afirma que en las discusiones previas y en los documentos del Sínodo se refleja un “paganismo” pleno de errores y violaciones teológicas.
En combinación con Burke y otras organizaciones de ultraderecha se mueve desde Brasil contra el Sínodo el Movimiento Tradición, Familia y Propiedad, que ha organizado un contrasínodo.