En Madrid se está realizando la COP-25, que es la reunión anual de las naciones para enfrentar el cambio climático. Ya van 25 reuniones con escasos avances efectivos, debido a que ya estamos emitiendo anualmente 60 % más gases contaminantes que en 1995, año en que tuvo lugar en Berlin la COP-1, debido al continuo aumento en el consumo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas).
El Observatorio Mauna Loa de los Estados Unidos viene registrando desde 1959, el nivel de los gases de CO2 acumulados en la atmósfera.
Las evidencias indican que existe actualmente una acumulación creciente, ya que el crecimiento anual del CO2 acumulado en este siglo es 12 veces mayor al registrado desde la Revolución Industrial hasta 1960.
Nos estamos acercando al limite critico de 450 ppm, ya que ya estamos con 410 ppm, es decir 40 ppm por encima del 2000. Influye en este crecimiento el hecho de que más allá de las declaraciones en el ámbito de las reuniones de Naciones Unidas, las emisiones crecen año a año.
Las emisiones son un fenómeno global, pero hay una gran diferencia debido a las diferencias existentes en el proceso de industrialización de las 200 naciones del planeta. Son apenas seis los participantes en estas COP que representan el 70 % del total de las emisiones (China, EEUU, UE, India, Rusia y Japón).
Las diferencias en emisiones por habitante son considerables; por ejemplo, el total de emisiones chinas es casi el doble que las norteamericanas, pero cada norteamericano emite el doble que un chino.
Los habitantes de países industrializados emiten más que los de los países emergentes; por ejemplo, un australiano emite 16 veces más que un hondureño, y un japonés casi 6 veces más que un habitante de la India. Las emisiones por habitante en países productores de hidrocarburos son más elevadas que las de países que no con productores; por ejemplo, un habitante de Kuwait emite 11 veces mas que un uruguayo.
A menos que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero caigan 7 % cada año entre 2020 y 2030, el mundo no alcanzará el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5° C por encima de los niveles preindustriales establecido en el Acuerdo de París.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió que ir más allá de 1.5° C aumentará la frecuencia e intensidad de los impactos climáticos, como las olas de calor y las tormentas en todo el mundo; otras consecuencias serían el aumento en el nivel del mar y un océano Ártico sin hielo en el verano.
El principal impacto hasta ahora proviene de los cambios en los patrones de lluvia; ya hemos comenzado a ver que algunas regiones se vuelven más secas, especialmente en África, Asia y América, las naciones del G20 representan el 78% de todas las emisiones, pero solo cinco miembros del G2 se han comprometido con un objetivo a largo plazo de cero emisiones. Esto es grave ya que los países desarrollados tienen que reducir sus emisiones más rápido que los países en desarrollo, por razones de equidad.
Los países en desarrollo pueden aprender de los esfuerzos exitosos en las economías ricas, así como adoptar tecnologías más limpias de forma más rápida.
Según los científicos, la última vez que se registró en la Tierra una concentración de CO2 comparable con la actual fue hace entre 3 y 5 millones de años, cuando la temperatura era de 2 a 3°C más cálida y el nivel del mar, entre 10 y 20 metros superior al actual. Para no incrementar la temperatura en mas de 1,5 C las emisiones netas de CO2 deben reducirse a cero hacia aproximadamente 2050 (es decir, la cantidad de CO2 que se incorpora a la atmósfera debería ser igual a la cantidad absorbida por sumideros, naturales y tecnológicos).
Para limitar el calentamiento a 2ºC, las promesas nacionales de reducción de gases de efecto invernadero deberían triplicarse para 2030, Con una meta más ambiciosa de 1,5ºC los compromisos deberían quintuplicarse, ya que como se dice : “Estamos corriendo detrás de un autobús [el cambio climático] y nosotros cada vez vamos más rápido, pero este acelera y así se aleja”. Las emisiones de gases van en aumento a pesar de las advertencias de los científicos y de los compromisos políticos de numerosas COPs. La disparidad entre las emisiones futuras que se esperan y las que son consistentes con la preservación del planeta es considerable. Es necesario que, en 2030, las emisiones anuales sean nada menos que la mitad que las actuales si queremos limitar el calentamiento del planeta a 2C. Tener presente que entonces el PBI mundial será 30 % mayor y la población mundial aumentara casi 1000 millones.
Es imprescindible que se refuercen los compromisos naciones de reducción de las emisiones de forma drástica, ya que decarbonizar la economía exigirá grandes cambios estructurales en los patrones de producción y consumo de energía.
Las energías renovables y la eficiencia energética son elementos clave para lograr una transición energética satisfactoria y para reducir las emisiones de CO2 relacionadas con la energía. La humanidad hoy dispone de los conocimientos científicos y tecnológicos para preservar nuestra Casa Común, como fuera denominada por el Papa Francisco. Llego la hora de acuerdos efectivos para reducir las emisiones.
Alieto Aldo Guadagni es ex secretario de Energía. Miembro de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.