Investigaciones científicas indican que escapar a una plaza del barrio, hacer caminatas por el campo o pasar un fin de semana frente a un lago puede atenuar los niveles de estrés, disminuir la presión sanguínea y reducir el riesgo de padecer asma, alergias, diabetes y enfermedades cardiovasculares, además de mejorar la salud mental. ¿Pero cuánto tiempo o con cuánta frecuencia se debe estar al aire libre para aprovechar sus beneficios? Según un artículo de la revista “Scientific Reports”, la respuesta es alrededor de 120 minutos a la semana.
La estimación se basa en un estudio que analizó datos de casi 20.000 personas en Inglaterra. Participaron en una encuesta entre 2014 y 2016, en la cual se les pidió que registraran sus actividades de la semana anterior. Reveló que las personas que habían pasado dos horas o más en contacto con la naturaleza informaron tener mejor salud y una mayor sensación de bienestar que las que no. En tanto, pasar tan solo 60 o 90 minutos en la naturaleza no tuvo un efecto importante. Y pasar en ese ambiente 5 horas a la semana no proporcionó ningún beneficio extra.
“Lo que nos sorprendió fue que esto resultó ser así en todos los grupos de personas estudiados”, indicó Mathew P. White, psicólogo ambiental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter, quien dirigió el trabajo. “Dos horas a la semana fue el umbral tanto para hombres como para mujeres, adultos jóvenes y mayores, gente que vive en zonas más ricas o pobres e incluso para quienes tienen enfermedades que se tratan a largo plazo”. Tampoco importó qué tan cerca vivía la gente de los espacios recreativos ni con cuánta frecuencia iban, siempre y cuando acumularan 2 horas al aire libre por semana. “La naturaleza no es como una pastilla que te receta el médico y debes tomar todos los días”, dijo White. “Lo importante es que puedas incorporarla a tu estilo de vida”.
Nooshin Razani, pediatra del Hospital Infantil U. C. S. F. Benioff en Oakland, California, adoptó la costumbre de prescribir tiempo al aire libre a sus pacientes de bajos ingresos y organiza salidas. “Los niños juegan y se activan físicamente. Pueden socializar y liberan el estrés” , dijo.
Para los expertos es difícil explicar las causas exactas de estos beneficios. ¿Fomento de la actividad física? “La mayoría de los estudios como este solo analizan un punto en el tiempo”, dijo Carla Nooijen, investigadora en la Escuela Sueca de Deportes y Ciencias de la Salud. Dar seguimiento a las costumbres y las respuestas a lo largo de un lapso quizá ayude a explicar los mecanismos, dijo. En Suecia se ofrecen exenciones tributarias para adoptar este estilo de vida. En Corea del Sur, el gobierno arma “bosques de sanación”. Y un sistema nacional de hospitales en Escocia permite que doctores prescriban actividades al aire libre como parte del cuidado rutinario de pacientes.
El estudio de “Scientific Reports” da una meta realista, que la mayoría de la gente puede alcanzar, cerró Razani.
Fuente: Diario Clarín
Fecha: 22/6/2019